Este artículo, que reseñó la práctica de la apicultura en la vasta zona de bosques de miombo (Brachystegia) de África Central, señaló que la recolección de miel procedente de colmenas salvajes se asociaba con la quema indiscriminada y que la apicultura, por el contrario, fomentaba la protección de los bosques. Los apicultores eran individuos con una alta posición social y un conocimiento especializado, incluida una profunda comprensión de la ecología de los árboles locales. La mayoría de los productos de las colmenas (miel, cera e incubación) eran para la subsistencia y el trueque. El autor calculó que la apicultura requería una cantidad relativamente pequeña de materiales procedentes del bosque (madera y fibra) y, de hecho, era más rentable que la gestión de los bosques de miombo para el suministro de madera.