Se ha debatido mucho sobre el verdadero alcance del desmonte de las superficies forestales del Amazona brasileño. Este artículo señaló que gran parte del desmonte tuvo lugar en bosques secundarios ("capoeira"), de menos de diez años de edad. Los campesinos continuaban recurriendo al método tradicional de corte y quema, debido a la falta de capital y de alternativas. La mayoría de los campesinos no tenía idea del verdadero valor de los árboles que talaban. Al suspender el gobierno los subsidios rurales, el desmonte decreció durante los últimos años. No obstante, los autores opinaron que sería más conveniente introducir mejoras a los sistemas agrícolas y a la infraestructura que implementar las propuestas del Banco Mundial, relacionadas con una mayor desincentivación de la agricultura, aparejada con el realce del valor de los productos forestales no maderables.