Este artículo, basado en una serie de entrevistas realizadas en Centroamérica y en un estudio de caso detallado de una unidad de gestión forestal certificada de Brasil, identificó los aspectos positivos y negativos de la participación de varios actores en los procesos de certificación de Latinoamérica. Las unidades de gestión forestal que habían recibido la certificación del Consejo de Administración de Bosques (Forest Stewardship Council) solían ser las más innovadoras y ya estaban cosechando de forma sostenible. Los gobiernos no estaban seguros de que papel debían desempeñar en la certificación y habían ofrecido muy pocos incentivos jurídicos. Sin embargo, la gran demanda extranjera de madera certificada conllevó a que la certificación siguiera siendo una opción atractiva, aunque algunos críticos plantearon que esto representaba una imposición de las visiones del Norte sobre los intereses comerciales de la industria maderera del Sur.