En 1996, dos años después de tomar el poder, el nuevo gobierno de Sudáfrica adoptó una nueva política forestal, que cambió el énfasis de la foresteria comercial a la gama completa de actividades relacionadas con los árboles. Por ello, se requerían nuevas destrezas para la foresteria comunitaria. Este artículo informó sobre los resultados de una evaluación, realizada con financiación danesa, de las necesidades básicas para la formación forestal. Aunque no existían cursos que otorgaran certificados en foresteria comunitaria, varias organizaciones ya ofrecían cursos participativos. Las necesidades de formación eran muchas, debido a la gran variación medioambiental y social del país. La evaluación recomendó un enfoque modular flexible, centrado en el "don de gente". Como conclusión, el autor señaló que la formación y la práctica forestal habían cambiado rápidamente a partir de la evaluación.